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jueves, 17 de abril de 2008

La Vida Marina

La vida marina en las Islas de la Bahia es mas diversa que la vida terrestre de estas, por ejemplo los arrecifes coralinos circundantes y sus habitantes increíbles, un verdadero tesoro biológico más valioso que todo el oro de los galeones que pasaron por estos mares. Las estructuras de los arrecifes coralinos son el ambiente singular más valioso para la vida marina que puede encontrarse en cualquier lugar del mundo.


Los arrecifes coralinos están compuestos de millones de animales pequeñisimos individuales llamados polipos coralinos. Estas criaturas fascinantes son en realidad una parte vegetal así como su parte animal, porque dentro de sus tejidos viven millares de pequeñas células de algas. A través del proceso de fotosíntesis, el alga le da a su huésped animal los nutrientes vitales. Los polipos de coral comen plancton también, extendiendo sus tentáculos para capturar los pequeños animales flotantes.


Los corales extraen el carbonato de calcio del agua marina para crear sus esqueletos protectores. Los polipos crecen con otros de su tipo en grupos llamados colonias. Las colonias a su vez se asocian para formar la base de las estructuras que llamamos arrecifes. La porción viva de la colonia de coral es únicamente el cascaron externo delgado, ya que cada generación construye sobre la base dejada por sus antepasados. Un grupo de algas marinas únicas llamado alga roja también agregan sus esqueletos de carbonato de calcio a la estructura sólida construida por las colonias de corales. La necesidad de luz solar del coral y el alga roja ayuda a explicar porque los arrecifes coralinos se encuentran unicamente en agua marina clara de poca profundidad en los trópicos.

Así de grandes e impresionantes como parecen ser los arrecifes coralinos, son en realidad muy frágiles, sólo se necesita de un golpe de descuido o un raspón para matar o herir cienes de polipos, o para abrir la puerta a infestaciones de algas dañinas o bacterias que pueden con el tiempo destruir colonias enteras. La regla de oro para nadar y bucear alrededor de los arrecifes es “mirar pero no tocar”